Patrimonio

Casona de Doña Virginia Subercaseaux: Restauración y una nueva Capilla.

Nuestro objetivo es que la capilla vuelva a estar abierta a la comunidad, como lo era en tiempos en los que vivía Doña Virginia, donde se reunían toda la familia junto a los inquilinos, empleados, sus mujeres e hijos para celebrar la misa, las primeras comuniones, matrimonios, etc.

Hace 2 años, María Teresa Rivadeneira y su suegro Pablo Clericus C.; quien en representación de su familia y de la de su hermano Renato Clericus C., comenzaron la recuperación de la casona que perteneció a Virginia Subercaseaux, en el sector de El Cruceral, frente a la Escuela Agroecológica. Una tarea que, por supuesto ha demandado tiempo y dedicación, pero que en su trayecto les ha hecho descubrir parte fundamental de la historia de Pirque.

Gracias al apoyo profesional del arquitecto Sergio Téllez y de la paisajista Paula Vial, el lugar está siendo completamente restaurado y la capilla de la casona ya está en funcionamiento. Fue bendecida y ya se llevó a cabo la primera misa. “Nuestro objetivo es que la capilla vuelva a estar abierta a la comunidad, como lo era en tiempos en los que vivía Doña Virginia, donde se reunían toda la familia junto a los inquilinos, empleados, sus mujeres e hijos para celebrar la misa, las primeras comuniones, matrimonios, etc.” nos dijo María Teresa mientras nos mostraba el hermoso trabajo que han hecho para dejar la capilla María Auxiliadora tal como era a fines siglo XIX.

Lo primero fue recuperar la campana y simular el campanario según la arquitectura de la capilla para que fuera lo más fidedigno posible. Luego arreglaron el techo y la entrada, reutilizaron las tejas de greda para volver a instalarlas en los lugares en los que habían desaparecido. Mandaron a hacer las bancas a un carpintero de Puente Alto, Américo Prieto el mismo que hace los trabajos para la Parroquia Santísimo Sacramento de nuestra comuna, manteniendo la forma y estilo que se usaba en ese tiempo en las zonas campestres. El altar es original, siendo alto y tallado en una madera noble; respecto a éste, supo que en la época en que fue construido se usaba que el cura le daba la espalda a los fieles y el frente a la imagen de Jesucristo. Luego, en la mitad del siglo pasado, en 1969 tras el Concilio Vaticano II, eso cambió y los altares debían hacerse más bajos, de la altura de una mesa.

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“Pusimos a la virgen María Auxiliadora (Virgen de Los Rayos) en la entrada para que recibiera a la gente…aún no logramos descubrir por qué le dieron el nombre de María Auxiliadora a esta capilla” observando el rostro amable de la figura que acompaña al campanario. Nos comentó que esta capilla está inscrita en el Arsobispado de San Bernardo, por lo tanto las ceremonias que se realicen ahí, contarán con todos los papeles necesarios. Así fue con la Misa de matrimonio que se llevó a cabo hace unas semanas.

No se pudieron recuperar la imágenes originales de la Capilla, de la Virgen y San José, pero fue una oportunidad para poder tener presente la imagen de la Virgen María Auxiliadora que llegó desde Ecuador, ya que en Chile no es una Virgen muy venerada. Acompañada con la imagen de San José Obrero.

La idea de hacer matrimonios es para que la restauración sea autosustentable “no queremos que esto se convierta en un negocio, todo lo contrario, para nosotros es un lugar donde hay historia y eso lo debemos respetar, recuperándolo y conociendo su pasado”.

Imponentes plátanos orientales y occidentales dan la primera bienvenida a la capilla y a la casona, por el costado norte bodegas que albergaban las exclusivas manzanas Huidobro y las dulces preparaciones de Doña Virginia han sido restauradas, al igual que la casa del cuidador. La capilla, íntima y acogedora, es el portal para entrar en un tiempo sin tiempo, una especie de viaje en el que se comienza a percibir la realidad del Pirque de antaño, pareciera que al cerrar los ojos se pueden escuchar las risas de los niños corriendo a pie pelado y el roce de las faldas largas de Doña Virginia caminando por los corredores externos a la casona. Al costado de la capilla un portal de Flor de la Pluma nos invita a ser parte de un bello patio de naranjos que con amor y constancia, María Teresa y Paula Vial recuperaron recibiendo su agradecimiento a través del aroma de sus azahares. Las puertas y ventanales de la casona, a la cual aún no han comenzado a hacerle grandes arreglos, estaban revestidas de protecciones de fierro que un maestro de nuestra comuna, debió imitar a la perfección. “Todos los trabajos que se han hecho han sido por maestros y artesanos de Pirque y Puente Alto, el jefe de obra don Wilfredo Cortés, Puentealtino y su equipo han sido un pilar fundamental en esta restauración.

Recorriendo el frontis de la casona, esta pircana amante de la historia y discípula de la paisajista Paula Vial con quién está recuperando el jardín, nos explica algunos pequeños cambios que han realizado, mi suegro con el arquitecto al cambiar “Cambiaron el piso de la entrada de la casona porque era de huevillo (piedras redondas) que estaba devorado por la maleza, así que se pusieron adoquines que combinan muy bien con el estilo de la arquitectura, que destaca por sus tres arcos de medio punto. Entrada donde se recuperó la pileta además. Cuando uno mira esta casa tiene obviamente una influencia muy colonial, pero también un aire de arquitectura mexicana”. Nos explica que la casa, que hace unos años era de un color amarillo suave, la pintaron entera de blanco, utilizando la técnica original que se usaba en esa época “Se remojan las tunas y con la secreción que botan en el agua, se hace una pintura uniéndola con la cal, eso impermeabilizaba las paredes de la humedad y duraba muchos años…lo que más nos gusta de este arquitecto es que respeta el espíritu y la historia del lugar, adaptando las técnicas a lo que se usaba antes; no hay egocentrismo, sino humildad y respeto”.

Con esa misma humildad y respeto, María Teresa ha ido investigando la historia de la casona y de la familia de María Virginia Subercaseaux Pérez y Don Hernán Prieto Vial. Daniel Prieto, nieto de Dona Virginia, le contó que en sus propias investigaciones encontró la información que “la versión actual de la casa, corresponde a la reconstrucción que hizo Don Hernán Prieto Vial en 1928, con el arquitecto Carlos de Landa, un marqués mexicano que había llegado a Chile arrancado de la Revolución de Pancho Villa. Antes de eso hubo 4 casas patronales en el mismo lugar, desde el siglo XVI”.

Muchos de los relatos y recuerdos que ha ido recopilando, han surgido en las visitas que hace Josefina Prieto Vial a la casona. De ello ha surgido un cariño a la familia y a su historia, lo que se refleja en la dedicación que le ha puesto a este gran proyecto. “Para nosotros lo más importante es que este lugar tiene historia y un pasado que debemos respetar…es como una responsabilidad que nace acompañada de mucho cariño”. A medida que avanza la tarde y conversamos sentados en las bancas antiguas que fueron instaladas fuera de la capilla, vamos reafirmando que por alguna razón que va más allá de las decisiones del ser humano, esta casona, la capilla y sus 7 hectáreas y media de terreno, llegaron a manos de la familia Clericus. “Para nosotros lo más importante, es que la gente de Pirque sepa que la capilla está nuevamente a su disposición, especialmente para la Comunidad del Cruceral”.

Las Misas de la Comunidad se realizaran todos los terceros domingos del mes en horario aún por confirmar.

Cualquier consulta se puede llamar a la Parroquia Santísimo Sacramento (228531100)

Agradecimientos: Revista TodoPirque

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